La Pachamama es la madre tierra, proveedora y protectora. Somos de la tierra. La tierra es fuente de vida y fertilidad. Es mucho más que eso. Es tiempo y universo. Es una integridad que no distingue fronteras entre el espacio, el tiempo y la espiritualidad.
De acuerdo a la tradición aymara, en agosto, antes de que empiece la siembra hay que realizar ofrendas a la Pachamama, alimentarla y pedirle permiso para sembrar.
En nuestro país, el culto a la Pachamama se extiende principalmente por todo el noroeste. Pero se celebra también, en mayor o menor medida, en todas las provincias.
"En el altiplano andino, mama es la Virgen y mama son la tierra y el tiempo.
Se enoja la tierra, la madre tierra, la Pachamama, si alguien bebe sin convidarla.
Cuando ella tiene mucha sed, rompe la vasija y la derrama.
A ella se ofrece la placenta del recién nacido, enterrándola entre las flores, para que viva el niño; y para que viva el amor, los amantes entierran cabellos anudados.
La diosa tierra recoge en sus brazos a los cansados y a los rotos, que de ella han brotado, y se abre para darles refugio al fin del viaje. Desde debajo de la tierra, los muertos la florecen".
Eduardo Galeano
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